Tras ser testigos de un crimen, un temerario documenta-
lista uruguayo y un astuto detective privado español,
forman una accidentada sociedad para buscar a los cul-
pables; uno quiere filmar el documental que lo catapulte a
la fama y el otro consumar una añeja venganza. Pronto
descubrirán que detrás de todos los crímenes hay un in-
fluyente narcotraficante, más cercano a ellos de lo que
pensaban. Ahora deberán ir tras él, ¿pero cuánto están
dispuestos a sacrificar por su venganza y su película?
Carlos es un joven fotógrafo de eventos, torpe,
pero entusiasta, que carga consigo siempre la
vieja cámara que le regaló su abuelo y una mochi-
la llena de sueños de grandeza. Una noche se
adentra en un barrio peligroso, donde la droga “λ
es más popular que el fútbol, para tirar las cenizas
de su abuelo bajo un puente. Justo cuando está
por decir unas palabras frente a cámara y verter
las cenizas al río, sin querer, filma a unos matones
arrojando un cuerpo desde el puente. Estos, a
quienes bautiza como Timón y Pumba, lo descu-
bren y lo persiguen a tiros. Carlos logra escapar
milagrosamente, pero la cámara se rompe.
De vuelta en casa, Carlos ve en la televisión a Bor-
dero, un político luchador contra la droga “λ. Sin
embargo, su tranquilidad dura poco. Ángel, un es-
pañol armado y misterioso, le roba la cámara rota,
dejando a Carlos con más preguntas que respues-
tas. Determinado a recuperar la cámara de su
abuelo y convencido de que esto puede ser el co-
mienzo de un gran documental, Carlos decide
seguir a Ángel hasta a una tienda de electrónica.
Allí, descubre que fue a ver a su hija Natalia, hábil
en el uso de tecnologías, por su otro hijo, Martín,
el policía, a quien sepultaron ayer. Ángel fue al
puente en la noche para ver dónde él saltó, pero
luego de lo que vio, está convencido de que su hijo
no se suicidó allí, sino que fue asesinado. Pero Na-
talia no quiere involucrarse en esta investigación,
ni en nada con su padre, a quien no le ve hace 20
años desde que se vinieron a Uruguay, entonces
Ángel se retira dolido y derrotado. Carlos le pide
una cámara prestada a Natalia y ella le da una es-
pecial a cambio de que él siga a Ángel a donde
sea que vaya.
Ángel va a hablar con Bordero, ex-Jefe de policía
de Montevideo convertido en político, y Carlos lo
persigue. Bordero prepara su evento de fin de
campaña, pero al conocer al padre de Martín, a
quien le tenía mucho aprecio, acepta ayudarlo.
Bordero dice también reconocer a Carlos; sin em-
bargo, Ángel no le da importancia, porque está
viendo en las TVs del lugar las noticias que repor-
tan sobre un grupo de hackers que están expo-
niendo a policías corruptos en redes sociales.
Bordero les da una pista que podría poner precio
a sus cabezas. Martín investigaba casos que la
policía no se atrevía a tocar, y toda la evidencia
está escondida en un maletín rojo. Si logran en-
contrar el maletín, encontrarán a los asesinos de
Martín.
Carlos y Ángel forman un improbable dúo: uno es
un cineasta torpe con sueños de grandeza, y el
otro es un detective español con cara de pocos
amigos. Comienzan visitando la casa de Martín,
pero para su sorpresa, fue completamente des-
truida por un incendio hace dos noches. Se apare-
ce en la escena Mariano, un policía enviado perso-
nalmente por Bordero para ayudarles en la inves-
tigación. Mariano les trajo la mochila de Martín en
la que encuentran objetos personales, fotos, una
tarjeta de acceso escondida, de la que no saben
qué puerta abre, y un posavasos del Bar Diablo
Viejo, con un mensaje escrito a mano alzada
“Salgo a las 2”.
Visitan el Bar y el plan es observar y recolectar in-
formación sin llamar la atención. Pero Carlos, que
comienza a saborear con codicia el material para
su documental, nombra al difunto policía, y el
barman y el cocinero del lugar los atacan. Tras
golpes y corridas llegan los cuatro a un Mexican
Standoff hasta que aparece Rafaela, la dueña del
bar, ex narco convertida en religiosa. Es evidente
que ella sabe de Martín y esconde algo, pero
Carlos y Ángel logran escapar por poco y prome-
ten volver por más.
Buscan a la viuda del hombre que Carlos vio
morir, trabajadora de un centro de rehabilitación
para adictos, y descubren que el muerto trabaja-
ba en una heladería: la misma que se ve en una de
las fotos de Martín, donde también está Bordero.
Entran por la noche a la heladería y, sorpresa, la
tarjeta de acceso de Martín abre las puertas, y es
fachada de un laboratorio clandestino de λ.
Carlos, emocionado por el giro dramático de su
documental, insiste en filmar todo, incluso
cuando Ángel está a punto de perder la cordura.
En medio del caos, Timón y Pumba entran al labo-
ratorio y se llevan bolsas de dinero que dicen usar
para atar cabos.
Carlos y Ángel los persiguen en la noche hasta un
galpón de distribución, y observan mientras des-
cargan pastillas “λ” de un camión, pero son vistos
por los guardias que ya han alertado a la policía. El
tiroteo con la policía y los matones se convierte en
un circo de balas perdidas y son las mejores esce-
nas de acción que Carlos ha podido filmar. Ángel,
protege a Carlos de la balacera, consumido por la
culpa de haber abandonado a su hijo, mientras
que Carlos vive su sueño hecho realidad, incluso
cuando su imprudencia casi le cuesta la vida a
Ángel.
Prófugos de la policía y los narcos, descubren que
la casa de Carlos fue saqueada y Natalia quiere
desaparecer. Los están siguiendo. Pero es ahí
cuando Ángel, observando con atención las fotos
de Martín, descubre el secreto de Rafaela: eran
pareja. De vuelta en el bar de Rafaela, ella les ex-
plica que el maletín rojo no existe y es una trampa,
un rumor que inventó Martín para descubrir a poli-
cías corruptos. En ese momento la policía allana
el bar y los arresta a todos.
Encerrados en una comisaría, Ángel quiere olvi-
darse de todo y volver a España. Está poniendo en
peligro a su hija y a Carlos, pero Carlos no se
quiere rendir y le cuenta por qué Bordero lo reco-
noció antes: hace unos años filmó sin querer a los
asesinos de su abuelo y las noticias lo nombraron
el Héroe Barrial. Terminando el documental,
pueden recordarle a este mundo adormecido,
cómo los poderosos siempre abusan de los más
desprotegidos. Pero aparece el influyente y caris-
mático Bordero y se los lleva.
Ya es de noche y Bordero los trajo al puente para
matarlos. Pero Carlos y Ángel tienen una ventaja:
Bordero necesita saber del maletín y cree que
ellos saben. Natalia corta la luz y Ángel y Carlos
saltan hacia el río, donde son rescatados por unos
venes desconocidos. Bordero pierde los estri-
bos, mata a Pumba y escapa del puente cuando
los vecinos comienzan a alertarse.
Tratamiento
Natalia lleva a Ángel y Carlos, a donde trabaja su
grupo de activistas hackers que buscan exponer
la corrupción policial y política. Ella quiere recon-
ciliarse; sin embargo, Ángel, está cegado por la
venganza. Deben actuar antes de que Bordero
sea elegido intendente, porque ahí se volverá into-
cable. Pero discuten en la forma de capturarlo y
siguen por caminos separados.
Carlos y Ángel unen fuerzas con Rafaela para in-
tentar atrapar a Bordero durante el evento de
cierre de campaña en un hotel de lujo. Tras en-
cuentros y desencuentros con Natalia y su grupo,
que también están buscando atrapar a Bordero,
Carlos logra filmar una confesión, pero Bordero
es escurridizo y logra llegar hasta el techo del
hotel. Tras un descuido de Carlos, Bordero lo
arroja desde el techo. Milagrosamente, Carlos so-
brevive al caer en el jacuzzi de un balcón, y Ángel,
en un duelo final, decide no matar a Bordero, op-
tando por la justicia en lugar de la venganza. Pero
Bordero aprovecha para dar vuelta el tablero y,
cuando está a punto de disparar mortalmente a
Ángel, Carlos lo noquea golpeándolo con la
cámara, destruyendo todo el material filmado.
Para suerte de todos, la cámara especial que Na-
talia le dio a Carlos estuvo transmitiendo todo lo
que filmaba en las pantallas gigantes del evento.
Meses después, el documental de Carlos se es-
trena sin éxito alguno. Carlos encontró una nueva
familia en Ángel y Natalia que se han reconciliado,
pero nadie está contento, porque Bordero, conti-
núa libre y poderoso.
Carlos es un joven fotógrafo de eventos, torpe,
pero entusiasta, que carga consigo siempre la
vieja cámara que le regaló su abuelo y una mochi-
la llena de sueños de grandeza. Una noche se
adentra en un barrio peligroso, donde la droga “λ
es más popular que el fútbol, para tirar las cenizas
de su abuelo bajo un puente. Justo cuando está
por decir unas palabras frente a cámara y verter
las cenizas al río, sin querer, filma a unos matones
arrojando un cuerpo desde el puente. Estos, a
quienes bautiza como Timón y Pumba, lo descu-
bren y lo persiguen a tiros. Carlos logra escapar
milagrosamente, pero la cámara se rompe.
De vuelta en casa, Carlos ve en la televisión a Bor-
dero, un político luchador contra la droga “λ. Sin
embargo, su tranquilidad dura poco. Ángel, un es-
pañol armado y misterioso, le roba la cámara rota,
dejando a Carlos con más preguntas que respues-
tas. Determinado a recuperar la cámara de su
abuelo y convencido de que esto puede ser el co-
mienzo de un gran documental, Carlos decide
seguir a Ángel hasta a una tienda de electrónica.
Allí, descubre que fue a ver a su hija Natalia, hábil
en el uso de tecnologías, por su otro hijo, Martín,
el policía, a quien sepultaron ayer. Ángel fue al
puente en la noche para ver dónde él saltó, pero
luego de lo que vio, está convencido de que su hijo
no se suicidó allí, sino que fue asesinado. Pero Na-
talia no quiere involucrarse en esta investigación,
ni en nada con su padre, a quien no le ve hace 20
años desde que se vinieron a Uruguay, entonces
Ángel se retira dolido y derrotado. Carlos le pide
una cámara prestada a Natalia y ella le da una es-
pecial a cambio de que él siga a Ángel a donde
sea que vaya.
Ángel va a hablar con Bordero, ex-Jefe de policía
de Montevideo convertido en político, y Carlos lo
persigue. Bordero prepara su evento de fin de
campaña, pero al conocer al padre de Martín, a
quien le tenía mucho aprecio, acepta ayudarlo.
Bordero dice también reconocer a Carlos; sin em-
bargo, Ángel no le da importancia, porque está
viendo en las TVs del lugar las noticias que repor-
tan sobre un grupo de hackers que están expo-
niendo a policías corruptos en redes sociales.
Bordero les da una pista que podría poner precio
a sus cabezas. Martín investigaba casos que la
policía no se atrevía a tocar, y toda la evidencia
está escondida en un maletín rojo. Si logran en-
contrar el maletín, encontrarán a los asesinos de
Martín.
Carlos y Ángel forman un improbable dúo: uno es
un cineasta torpe con sueños de grandeza, y el
otro es un detective español con cara de pocos
amigos. Comienzan visitando la casa de Martín,
pero para su sorpresa, fue completamente des-
truida por un incendio hace dos noches. Se apare-
ce en la escena Mariano, un policía enviado perso-
nalmente por Bordero para ayudarles en la inves-
tigación. Mariano les trajo la mochila de Martín en
la que encuentran objetos personales, fotos, una
tarjeta de acceso escondida, de la que no saben
qué puerta abre, y un posavasos del Bar Diablo
Viejo, con un mensaje escrito a mano alzada
“Salgo a las 2”.
Visitan el Bar y el plan es observar y recolectar in-
formación sin llamar la atención. Pero Carlos, que
comienza a saborear con codicia el material para
su documental, nombra al difunto policía, y el
barman y el cocinero del lugar los atacan. Tras
golpes y corridas llegan los cuatro a un Mexican
Standoff hasta que aparece Rafaela, la dueña del
bar, ex narco convertida en religiosa. Es evidente
que ella sabe de Martín y esconde algo, pero
Carlos y Ángel logran escapar por poco y prome-
ten volver por más.
Buscan a la viuda del hombre que Carlos vio
morir, trabajadora de un centro de rehabilitación
para adictos, y descubren que el muerto trabaja-
ba en una heladería: la misma que se ve en una de
las fotos de Martín, donde también está Bordero.
Entran por la noche a la heladería y, sorpresa, la
tarjeta de acceso de Martín abre las puertas, y es
fachada de un laboratorio clandestino de λ.
Carlos, emocionado por el giro dramático de su
documental, insiste en filmar todo, incluso
cuando Ángel está a punto de perder la cordura.
En medio del caos, Timón y Pumba entran al labo-
ratorio y se llevan bolsas de dinero que dicen usar
para atar cabos.
Carlos y Ángel los persiguen en la noche hasta un
galpón de distribución, y observan mientras des-
cargan pastillas “λ” de un camión, pero son vistos
por los guardias que ya han alertado a la policía. El
tiroteo con la policía y los matones se convierte en
un circo de balas perdidas y son las mejores esce-
nas de acción que Carlos ha podido filmar. Ángel,
protege a Carlos de la balacera, consumido por la
culpa de haber abandonado a su hijo, mientras
que Carlos vive su sueño hecho realidad, incluso
cuando su imprudencia casi le cuesta la vida a
Ángel.
Prófugos de la policía y los narcos, descubren que
la casa de Carlos fue saqueada y Natalia quiere
desaparecer. Los están siguiendo. Pero es ahí
cuando Ángel, observando con atención las fotos
de Martín, descubre el secreto de Rafaela: eran
pareja. De vuelta en el bar de Rafaela, ella les ex-
plica que el maletín rojo no existe y es una trampa,
un rumor que inventó Martín para descubrir a poli-
cías corruptos. En ese momento la policía allana
el bar y los arresta a todos.
Encerrados en una comisaría, Ángel quiere olvi-
darse de todo y volver a España. Está poniendo en
peligro a su hija y a Carlos, pero Carlos no se
quiere rendir y le cuenta por qué Bordero lo reco-
noció antes: hace unos años filmó sin querer a los
asesinos de su abuelo y las noticias lo nombraron
el Héroe Barrial. Terminando el documental,
pueden recordarle a este mundo adormecido,
cómo los poderosos siempre abusan de los más
desprotegidos. Pero aparece el influyente y caris-
mático Bordero y se los lleva.
Ya es de noche y Bordero los trajo al puente para
matarlos. Pero Carlos y Ángel tienen una ventaja:
Bordero necesita saber del maletín y cree que
ellos saben. Natalia corta la luz y Ángel y Carlos
saltan hacia el río, donde son rescatados por unos
venes desconocidos. Bordero pierde los estri-
bos, mata a Pumba y escapa del puente cuando
los vecinos comienzan a alertarse.
Natalia lleva a Ángel y Carlos, a donde trabaja su
grupo de activistas hackers que buscan exponer
la corrupción policial y política. Ella quiere recon-
ciliarse; sin embargo, Ángel, está cegado por la
venganza. Deben actuar antes de que Bordero
sea elegido intendente, porque ahí se volverá into-
cable. Pero discuten en la forma de capturarlo y
siguen por caminos separados.
Carlos y Ángel unen fuerzas con Rafaela para in-
tentar atrapar a Bordero durante el evento de
cierre de campaña en un hotel de lujo. Tras en-
cuentros y desencuentros con Natalia y su grupo,
que también están buscando atrapar a Bordero,
Carlos logra filmar una confesión, pero Bordero
es escurridizo y logra llegar hasta el techo del
hotel. Tras un descuido de Carlos, Bordero lo
arroja desde el techo. Milagrosamente, Carlos so-
brevive al caer en el jacuzzi de un balcón, y Ángel,
en un duelo final, decide no matar a Bordero, op-
tando por la justicia en lugar de la venganza. Pero
Bordero aprovecha para dar vuelta el tablero y,
cuando está a punto de disparar mortalmente a
Ángel, Carlos lo noquea golpeándolo con la
cámara, destruyendo todo el material filmado.
Para suerte de todos, la cámara especial que Na-
talia le dio a Carlos estuvo transmitiendo todo lo
que filmaba en las pantallas gigantes del evento.
Meses después, el documental de Carlos se es-
trena sin éxito alguno. Carlos encontró una nueva
familia en Ángel y Natalia que se han reconciliado,
pero nadie está contento, porque Bordero, conti-
núa libre y poderoso.
Carlos es un joven fotógrafo de eventos, torpe,
pero entusiasta, que carga consigo siempre la
vieja cámara que le regaló su abuelo y una mochi-
la llena de sueños de grandeza. Una noche se
adentra en un barrio peligroso, donde la droga “λ
es más popular que el fútbol, para tirar las cenizas
de su abuelo bajo un puente. Justo cuando está
por decir unas palabras frente a cámara y verter
las cenizas al río, sin querer, filma a unos matones
arrojando un cuerpo desde el puente. Estos, a
quienes bautiza como Timón y Pumba, lo descu-
bren y lo persiguen a tiros. Carlos logra escapar
milagrosamente, pero la cámara se rompe.
De vuelta en casa, Carlos ve en la televisión a Bor-
dero, un político luchador contra la droga “λ. Sin
embargo, su tranquilidad dura poco. Ángel, un es-
pañol armado y misterioso, le roba la cámara rota,
dejando a Carlos con más preguntas que respues-
tas. Determinado a recuperar la cámara de su
abuelo y convencido de que esto puede ser el co-
mienzo de un gran documental, Carlos decide
seguir a Ángel hasta a una tienda de electrónica.
Allí, descubre que fue a ver a su hija Natalia, hábil
en el uso de tecnologías, por su otro hijo, Martín,
el policía, a quien sepultaron ayer. Ángel fue al
puente en la noche para ver dónde él saltó, pero
luego de lo que vio, está convencido de que su hijo
no se suicidó allí, sino que fue asesinado. Pero Na-
talia no quiere involucrarse en esta investigación,
ni en nada con su padre, a quien no le ve hace 20
años desde que se vinieron a Uruguay, entonces
Ángel se retira dolido y derrotado. Carlos le pide
una cámara prestada a Natalia y ella le da una es-
pecial a cambio de que él siga a Ángel a donde
sea que vaya.
Ángel va a hablar con Bordero, ex-Jefe de policía
de Montevideo convertido en político, y Carlos lo
persigue. Bordero prepara su evento de fin de
campaña, pero al conocer al padre de Martín, a
quien le tenía mucho aprecio, acepta ayudarlo.
Bordero dice también reconocer a Carlos; sin em-
bargo, Ángel no le da importancia, porque está
viendo en las TVs del lugar las noticias que repor-
tan sobre un grupo de hackers que están expo-
niendo a policías corruptos en redes sociales.
Bordero les da una pista que podría poner precio
a sus cabezas. Martín investigaba casos que la
policía no se atrevía a tocar, y toda la evidencia
está escondida en un maletín rojo. Si logran en-
contrar el maletín, encontrarán a los asesinos de
Martín.
Carlos y Ángel forman un improbable dúo: uno es
un cineasta torpe con sueños de grandeza, y el
otro es un detective español con cara de pocos
amigos. Comienzan visitando la casa de Martín,
pero para su sorpresa, fue completamente des-
truida por un incendio hace dos noches. Se apare-
ce en la escena Mariano, un policía enviado perso-
nalmente por Bordero para ayudarles en la inves-
tigación. Mariano les trajo la mochila de Martín en
la que encuentran objetos personales, fotos, una
tarjeta de acceso escondida, de la que no saben
qué puerta abre, y un posavasos del Bar Diablo
Viejo, con un mensaje escrito a mano alzada
“Salgo a las 2”.
Visitan el Bar y el plan es observar y recolectar in-
formación sin llamar la atención. Pero Carlos, que
comienza a saborear con codicia el material para
su documental, nombra al difunto policía, y el
barman y el cocinero del lugar los atacan. Tras
golpes y corridas llegan los cuatro a un Mexican
Standoff hasta que aparece Rafaela, la dueña del
bar, ex narco convertida en religiosa. Es evidente
que ella sabe de Martín y esconde algo, pero
Carlos y Ángel logran escapar por poco y prome-
ten volver por más.
Buscan a la viuda del hombre que Carlos vio
morir, trabajadora de un centro de rehabilitación
para adictos, y descubren que el muerto trabaja-
ba en una heladería: la misma que se ve en una de
las fotos de Martín, donde también está Bordero.
Entran por la noche a la heladería y, sorpresa, la
tarjeta de acceso de Martín abre las puertas, y es
fachada de un laboratorio clandestino de “λ”.
Carlos, emocionado por el giro dramático de su
documental, insiste en filmar todo, incluso
cuando Ángel está a punto de perder la cordura.
En medio del caos, Timón y Pumba entran al labo-
ratorio y se llevan bolsas de dinero que dicen usar
para atar cabos.
Carlos y Ángel los persiguen en la noche hasta un
galpón de distribución, y observan mientras des-
cargan pastillas “λ” de un camión, pero son vistos
por los guardias que ya han alertado a la policía. El
tiroteo con la policía y los matones se convierte en
un circo de balas perdidas y son las mejores esce-
nas de acción que Carlos ha podido filmar. Ángel,
protege a Carlos de la balacera, consumido por la
culpa de haber abandonado a su hijo, mientras
que Carlos vive su sueño hecho realidad, incluso
cuando su imprudencia casi le cuesta la vida a
Ángel.
Prófugos de la policía y los narcos, descubren que
la casa de Carlos fue saqueada y Natalia quiere
desaparecer. Los están siguiendo. Pero es ahí
cuando Ángel, observando con atención las fotos
de Martín, descubre el secreto de Rafaela: eran
pareja. De vuelta en el bar de Rafaela, ella les ex-
plica que el maletín rojo no existe y es una trampa,
un rumor que inventó Martín para descubrir a poli-
cías corruptos. En ese momento la policía allana
el bar y los arresta a todos.
Encerrados en una comisaría, Ángel quiere olvi-
darse de todo y volver a España. Está poniendo en
peligro a su hija y a Carlos, pero Carlos no se
quiere rendir y le cuenta por qué Bordero lo reco-
noció antes: hace unos años filmó sin querer a los
asesinos de su abuelo y las noticias lo nombraron
el Héroe Barrial. Terminando el documental,
pueden recordarle a este mundo adormecido,
cómo los poderosos siempre abusan de los más
desprotegidos. Pero aparece el influyente y caris-
mático Bordero y se los lleva.
Ya es de noche y Bordero los trajo al puente para
matarlos. Pero Carlos y Ángel tienen una ventaja:
Bordero necesita saber del maletín y cree que
ellos saben. Natalia corta la luz y Ángel y Carlos
saltan hacia el río, donde son rescatados por unos
venes desconocidos. Bordero pierde los estri-
bos, mata a Pumba y escapa del puente cuando
los vecinos comienzan a alertarse.
Natalia lleva a Ángel y Carlos, a donde trabaja su
grupo de activistas hackers que buscan exponer
la corrupción policial y política. Ella quiere recon-
ciliarse; sin embargo, Ángel, está cegado por la
venganza. Deben actuar antes de que Bordero
sea elegido intendente, porque ahí se volverá into-
cable. Pero discuten en la forma de capturarlo y
siguen por caminos separados.
Carlos y Ángel unen fuerzas con Rafaela para in-
tentar atrapar a Bordero durante el evento de
cierre de campaña en un hotel de lujo. Tras en-
cuentros y desencuentros con Natalia y su grupo,
que también están buscando atrapar a Bordero,
Carlos logra filmar una confesión, pero Bordero
es escurridizo y logra llegar hasta el techo del
hotel. Tras un descuido de Carlos, Bordero lo
arroja desde el techo. Milagrosamente, Carlos so-
brevive al caer en el jacuzzi de un balcón, y Ángel,
en un duelo final, decide no matar a Bordero, op-
tando por la justicia en lugar de la venganza. Pero
Bordero aprovecha para dar vuelta el tablero y,
cuando está a punto de disparar mortalmente a
Ángel, Carlos lo noquea golpeándolo con la
cámara, destruyendo todo el material filmado.
Para suerte de todos, la cámara especial que Na-
talia le dio a Carlos estuvo transmitiendo todo lo
que filmaba en las pantallas gigantes del evento.
Meses después, el documental de Carlos se es-
trena sin éxito alguno. Carlos encontró una nueva
familia en Ángel y Natalia que se han reconciliado,
pero nadie está contento, porque Bordero, conti-
núa libre y poderoso.
Carlos es un joven fotógrafo de eventos, torpe,
pero entusiasta, que carga consigo siempre la
vieja cámara que le regaló su abuelo y una mochi-
la llena de sueños de grandeza. Una noche se
adentra en un barrio peligroso, donde la droga “λ
es más popular que el fútbol, para tirar las cenizas
de su abuelo bajo un puente. Justo cuando está
por decir unas palabras frente a cámara y verter
las cenizas al río, sin querer, filma a unos matones
arrojando un cuerpo desde el puente. Estos, a
quienes bautiza como Timón y Pumba, lo descu-
bren y lo persiguen a tiros. Carlos logra escapar
milagrosamente, pero la cámara se rompe.
De vuelta en casa, Carlos ve en la televisión a Bor-
dero, un político luchador contra la droga “λ. Sin
embargo, su tranquilidad dura poco. Ángel, un es-
pañol armado y misterioso, le roba la cámara rota,
dejando a Carlos con más preguntas que respues-
tas. Determinado a recuperar la cámara de su
abuelo y convencido de que esto puede ser el co-
mienzo de un gran documental, Carlos decide
seguir a Ángel hasta a una tienda de electrónica.
Allí, descubre que fue a ver a su hija Natalia, hábil
en el uso de tecnologías, por su otro hijo, Martín,
el policía, a quien sepultaron ayer. Ángel fue al
puente en la noche para ver dónde él saltó, pero
luego de lo que vio, está convencido de que su hijo
no se suicidó allí, sino que fue asesinado. Pero Na-
talia no quiere involucrarse en esta investigación,
ni en nada con su padre, a quien no le ve hace 20
años desde que se vinieron a Uruguay, entonces
Ángel se retira dolido y derrotado. Carlos le pide
una cámara prestada a Natalia y ella le da una es-
pecial a cambio de que él siga a Ángel a donde
sea que vaya.
Ángel va a hablar con Bordero, ex-Jefe de policía
de Montevideo convertido en político, y Carlos lo
persigue. Bordero prepara su evento de fin de
campaña, pero al conocer al padre de Martín, a
quien le tenía mucho aprecio, acepta ayudarlo.
Bordero dice también reconocer a Carlos; sin em-
bargo, Ángel no le da importancia, porque está
viendo en las TVs del lugar las noticias que repor-
tan sobre un grupo de hackers que están expo-
niendo a policías corruptos en redes sociales.
Bordero les da una pista que podría poner precio
a sus cabezas. Martín investigaba casos que la
policía no se atrevía a tocar, y toda la evidencia
está escondida en un maletín rojo. Si logran en-
contrar el maletín, encontrarán a los asesinos de
Martín.
Carlos y Ángel forman un improbable dúo: uno es
un cineasta torpe con sueños de grandeza, y el
otro es un detective español con cara de pocos
amigos. Comienzan visitando la casa de Martín,
pero para su sorpresa, fue completamente des-
truida por un incendio hace dos noches. Se apare-
ce en la escena Mariano, un policía enviado perso-
nalmente por Bordero para ayudarles en la inves-
tigación. Mariano les trajo la mochila de Martín en
la que encuentran objetos personales, fotos, una
tarjeta de acceso escondida, de la que no saben
qué puerta abre, y un posavasos del Bar Diablo
Viejo, con un mensaje escrito a mano alzada
“Salgo a las 2”.
Visitan el Bar y el plan es observar y recolectar in-
formación sin llamar la atención. Pero Carlos, que
comienza a saborear con codicia el material para
su documental, nombra al difunto policía, y el
barman y el cocinero del lugar los atacan. Tras
golpes y corridas llegan los cuatro a un Mexican
Standoff hasta que aparece Rafaela, la dueña del
bar, ex narco convertida en religiosa. Es evidente
que ella sabe de Martín y esconde algo, pero
Carlos y Ángel logran escapar por poco y prome-
ten volver por más.
Buscan a la viuda del hombre que Carlos vio
morir, trabajadora de un centro de rehabilitación
para adictos, y descubren que el muerto trabaja-
ba en una heladería: la misma que se ve en una de
las fotos de Martín, donde también está Bordero.
Entran por la noche a la heladería y, sorpresa, la
tarjeta de acceso de Martín abre las puertas, y es
fachada de un laboratorio clandestino de λ.
Carlos, emocionado por el giro dramático de su
documental, insiste en filmar todo, incluso
cuando Ángel está a punto de perder la cordura.
En medio del caos, Timón y Pumba entran al labo-
ratorio y se llevan bolsas de dinero que dicen usar
para atar cabos.
Carlos y Ángel los persiguen en la noche hasta un
galpón de distribución, y observan mientras des-
cargan pastillas “λ” de un camión, pero son vistos
por los guardias que ya han alertado a la policía. El
tiroteo con la policía y los matones se convierte en
un circo de balas perdidas y son las mejores esce-
nas de acción que Carlos ha podido filmar. Ángel,
protege a Carlos de la balacera, consumido por la
culpa de haber abandonado a su hijo, mientras
que Carlos vive su sueño hecho realidad, incluso
cuando su imprudencia casi le cuesta la vida a
Ángel.
Prófugos de la policía y los narcos, descubren que
la casa de Carlos fue saqueada y Natalia quiere
desaparecer. Los están siguiendo. Pero es ahí
cuando Ángel, observando con atención las fotos
de Martín, descubre el secreto de Rafaela: eran
pareja. De vuelta en el bar de Rafaela, ella les ex-
plica que el maletín rojo no existe y es una trampa,
un rumor que inventó Martín para descubrir a poli-
cías corruptos. En ese momento la policía allana
el bar y los arresta a todos.
Encerrados en una comisaría, Ángel quiere olvi-
darse de todo y volver a España. Está poniendo en
peligro a su hija y a Carlos, pero Carlos no se
quiere rendir y le cuenta por qué Bordero lo reco-
noció antes: hace unos años filmó sin querer a los
asesinos de su abuelo y las noticias lo nombraron
el Héroe Barrial. Terminando el documental,
pueden recordarle a este mundo adormecido,
cómo los poderosos siempre abusan de los más
desprotegidos. Pero aparece el influyente y caris-
mático Bordero y se los lleva.
Ya es de noche y Bordero los trajo al puente para
matarlos. Pero Carlos y Ángel tienen una ventaja:
Bordero necesita saber del maletín y cree que
ellos saben. Natalia corta la luz y Ángel y Carlos
saltan hacia el río, donde son rescatados por unos
venes desconocidos. Bordero pierde los estri-
bos, mata a Pumba y escapa del puente cuando
los vecinos comienzan a alertarse.
Natalia lleva a Ángel y Carlos, a donde trabaja su
grupo de activistas hackers que buscan exponer
la corrupción policial y política. Ella quiere recon-
ciliarse; sin embargo, Ángel, está cegado por la
venganza. Deben actuar antes de que Bordero
sea elegido intendente, porque ahí se volverá into-
cable. Pero discuten en la forma de capturarlo y
siguen por caminos separados.
Carlos y Ángel unen fuerzas con Rafaela para in-
tentar atrapar a Bordero durante el evento de
cierre de campaña en un hotel de lujo. Tras en-
cuentros y desencuentros con Natalia y su grupo,
que también están buscando atrapar a Bordero,
Carlos logra filmar una confesión, pero Bordero
es escurridizo y logra llegar hasta el techo del
hotel. Tras un descuido de Carlos, Bordero lo
arroja desde el techo. Milagrosamente, Carlos so-
brevive al caer en el jacuzzi de un balcón, y Ángel,
en un duelo final, decide no matar a Bordero, op-
tando por la justicia en lugar de la venganza. Pero
Bordero aprovecha para dar vuelta el tablero y,
cuando está a punto de disparar mortalmente a
Ángel, Carlos lo noquea golpeándolo con la
cámara, destruyendo todo el material filmado.
Para suerte de todos, la cámara especial que Na-
talia le dio a Carlos estuvo transmitiendo todo lo
que filmaba en las pantallas gigantes del evento.
Meses después, el documental de Carlos se es-
trena sin éxito alguno. Carlos encontró una nueva
familia en Ángel y Natalia que se han reconciliado,
pero nadie está contento, porque Bordero, conti-
núa libre y poderoso.
Montevideo Underground es una comedia
Buddy-Cop que, al quitarle el filtro de humor,
revela su esencia como un thriller de detectives.
Para comprender cómo la película se va a sentir
hay que pensar en la comedia irreverente y ágil de
Kiss Kiss Bang Bang (2005), la dinámica de per-
sonajes enemigos-a-amigos de Lethal Weapon
(1987) y el oscuro y peligroso mundo de L.A. Con-
fidential (1997) donde la ambición no conoce lími-
tes y la traición es moneda corriente.
Buscamos que el espectador se involucre en un
mundo desconocido y traicionero, experimentan-
do los giros y sorpresas junto con nuestros perso-
najes y nunca antes. Para esto, la cámara deberá
responder a los movimientos y miradas de los per-
sonajes, siguiéndolos, priorizando sus reacciones
y dosificando la información para maximizar los
momentos de tensión o de humor.
Carlos es un joven fotógrafo de eventos, torpe,
pero entusiasta, que carga consigo siempre la
vieja cámara que le regaló su abuelo y una mochi-
la llena de sueños de grandeza. Una noche se
adentra en un barrio peligroso, donde la droga “λ
es más popular que el fútbol, para tirar las cenizas
de su abuelo bajo un puente. Justo cuando está
por decir unas palabras frente a cámara y verter
las cenizas al río, sin querer, filma a unos matones
arrojando un cuerpo desde el puente. Estos, a
quienes bautiza como Timón y Pumba, lo descu-
bren y lo persiguen a tiros. Carlos logra escapar
milagrosamente, pero la cámara se rompe.
De vuelta en casa, Carlos ve en la televisión a Bor-
dero, un político luchador contra la droga “λ. Sin
embargo, su tranquilidad dura poco. Ángel, un es-
pañol armado y misterioso, le roba la cámara rota,
dejando a Carlos con más preguntas que respues-
tas. Determinado a recuperar la cámara de su
abuelo y convencido de que esto puede ser el co-
mienzo de un gran documental, Carlos decide
seguir a Ángel hasta a una tienda de electrónica.
Allí, descubre que fue a ver a su hija Natalia, hábil
en el uso de tecnologías, por su otro hijo, Martín,
el policía, a quien sepultaron ayer. Ángel fue al
puente en la noche para ver dónde él saltó, pero
luego de lo que vio, está convencido de que su hijo
no se suicidó allí, sino que fue asesinado. Pero Na-
talia no quiere involucrarse en esta investigación,
ni en nada con su padre, a quien no le ve hace 20
años desde que se vinieron a Uruguay, entonces
Ángel se retira dolido y derrotado. Carlos le pide
una cámara prestada a Natalia y ella le da una es-
pecial a cambio de que él siga a Ángel a donde
sea que vaya.
Ángel va a hablar con Bordero, ex-Jefe de policía
de Montevideo convertido en político, y Carlos lo
persigue. Bordero prepara su evento de fin de
campaña, pero al conocer al padre de Martín, a
quien le tenía mucho aprecio, acepta ayudarlo.
Bordero dice también reconocer a Carlos; sin em-
bargo, Ángel no le da importancia, porque está
viendo en las TVs del lugar las noticias que repor-
tan sobre un grupo de hackers que están expo-
niendo a policías corruptos en redes sociales.
Bordero les da una pista que podría poner precio
a sus cabezas. Martín investigaba casos que la
policía no se atrevía a tocar, y toda la evidencia
está escondida en un maletín rojo. Si logran en-
contrar el maletín, encontrarán a los asesinos de
Martín.
Carlos y Ángel forman un improbable dúo: uno es
un cineasta torpe con sueños de grandeza, y el
otro es un detective español con cara de pocos
amigos. Comienzan visitando la casa de Martín,
pero para su sorpresa, fue completamente des-
truida por un incendio hace dos noches. Se apare-
ce en la escena Mariano, un policía enviado perso-
nalmente por Bordero para ayudarles en la inves-
tigación. Mariano les trajo la mochila de Martín en
la que encuentran objetos personales, fotos, una
tarjeta de acceso escondida, de la que no saben
qué puerta abre, y un posavasos del Bar Diablo
Viejo, con un mensaje escrito a mano alzada
“Salgo a las 2”.
Visitan el Bar y el plan es observar y recolectar in-
formación sin llamar la atención. Pero Carlos, que
comienza a saborear con codicia el material para
su documental, nombra al difunto policía, y el
barman y el cocinero del lugar los atacan. Tras
golpes y corridas llegan los cuatro a un Mexican
Standoff hasta que aparece Rafaela, la dueña del
bar, ex narco convertida en religiosa. Es evidente
que ella sabe de Martín y esconde algo, pero
Carlos y Ángel logran escapar por poco y prome-
ten volver por más.
Buscan a la viuda del hombre que Carlos vio
morir, trabajadora de un centro de rehabilitación
para adictos, y descubren que el muerto trabaja-
ba en una heladería: la misma que se ve en una de
las fotos de Martín, donde también está Bordero.
Entran por la noche a la heladería y, sorpresa, la
tarjeta de acceso de Martín abre las puertas, y es
fachada de un laboratorio clandestino de λ.
Carlos, emocionado por el giro dramático de su
documental, insiste en filmar todo, incluso
cuando Ángel está a punto de perder la cordura.
En medio del caos, Timón y Pumba entran al labo-
ratorio y se llevan bolsas de dinero que dicen usar
para atar cabos.
Carlos y Ángel los persiguen en la noche hasta un
galpón de distribución, y observan mientras des-
cargan pastillas “λ” de un camión, pero son vistos
por los guardias que ya han alertado a la policía. El
tiroteo con la policía y los matones se convierte en
un circo de balas perdidas y son las mejores esce-
nas de acción que Carlos ha podido filmar. Ángel,
protege a Carlos de la balacera, consumido por la
culpa de haber abandonado a su hijo, mientras
que Carlos vive su sueño hecho realidad, incluso
cuando su imprudencia casi le cuesta la vida a
Ángel.
Prófugos de la policía y los narcos, descubren que
la casa de Carlos fue saqueada y Natalia quiere
desaparecer. Los están siguiendo. Pero es ahí
cuando Ángel, observando con atención las fotos
de Martín, descubre el secreto de Rafaela: eran
pareja. De vuelta en el bar de Rafaela, ella les ex-
plica que el maletín rojo no existe y es una trampa,
un rumor que inventó Martín para descubrir a poli-
cías corruptos. En ese momento la policía allana
el bar y los arresta a todos.
Encerrados en una comisaría, Ángel quiere olvi-
darse de todo y volver a España. Está poniendo en
peligro a su hija y a Carlos, pero Carlos no se
quiere rendir y le cuenta por qué Bordero lo reco-
noció antes: hace unos años filmó sin querer a los
asesinos de su abuelo y las noticias lo nombraron
el Héroe Barrial. Terminando el documental,
pueden recordarle a este mundo adormecido,
cómo los poderosos siempre abusan de los más
desprotegidos. Pero aparece el influyente y caris-
mático Bordero y se los lleva.
Ya es de noche y Bordero los trajo al puente para
matarlos. Pero Carlos y Ángel tienen una ventaja:
Bordero necesita saber del maletín y cree que
ellos saben. Natalia corta la luz y Ángel y Carlos
saltan hacia el río, donde son rescatados por unos
venes desconocidos. Bordero pierde los estri-
bos, mata a Pumba y escapa del puente cuando
los vecinos comienzan a alertarse.
El mundo de
Montevideo Underground
Natalia lleva a Ángel y Carlos, a donde trabaja su
grupo de activistas hackers que buscan exponer
la corrupción policial y política. Ella quiere recon-
ciliarse; sin embargo, Ángel, está cegado por la
venganza. Deben actuar antes de que Bordero
sea elegido intendente, porque ahí se volverá into-
cable. Pero discuten en la forma de capturarlo y
siguen por caminos separados.
Carlos y Ángel unen fuerzas con Rafaela para in-
tentar atrapar a Bordero durante el evento de
cierre de campaña en un hotel de lujo. Tras en-
cuentros y desencuentros con Natalia y su grupo,
que también están buscando atrapar a Bordero,
Carlos logra filmar una confesión, pero Bordero
es escurridizo y logra llegar hasta el techo del
hotel. Tras un descuido de Carlos, Bordero lo
arroja desde el techo. Milagrosamente, Carlos so-
brevive al caer en el jacuzzi de un balcón, y Ángel,
en un duelo final, decide no matar a Bordero, op-
tando por la justicia en lugar de la venganza. Pero
Bordero aprovecha para dar vuelta el tablero y,
cuando está a punto de disparar mortalmente a
Ángel, Carlos lo noquea golpeándolo con la
cámara, destruyendo todo el material filmado.
Para suerte de todos, la cámara especial que Na-
talia le dio a Carlos estuvo transmitiendo todo lo
que filmaba en las pantallas gigantes del evento.
Meses después, el documental de Carlos se es-
trena sin éxito alguno. Carlos encontró una nueva
familia en Ángel y Natalia que se han reconciliado,
pero nadie está contento, porque Bordero, conti-
núa libre y poderoso.
Carlos es un joven fotógrafo de eventos, torpe,
pero entusiasta, que carga consigo siempre la
vieja cámara que le regaló su abuelo y una mochi-
la llena de sueños de grandeza. Una noche se
adentra en un barrio peligroso, donde la droga “λ
es más popular que el fútbol, para tirar las cenizas
de su abuelo bajo un puente. Justo cuando está
por decir unas palabras frente a cámara y verter
las cenizas al río, sin querer, filma a unos matones
arrojando un cuerpo desde el puente. Estos, a
quienes bautiza como Timón y Pumba, lo descu-
bren y lo persiguen a tiros. Carlos logra escapar
milagrosamente, pero la cámara se rompe.
De vuelta en casa, Carlos ve en la televisión a Bor-
dero, un político luchador contra la droga “λ. Sin
embargo, su tranquilidad dura poco. Ángel, un es-
pañol armado y misterioso, le roba la cámara rota,
dejando a Carlos con más preguntas que respues-
tas. Determinado a recuperar la cámara de su
abuelo y convencido de que esto puede ser el co-
mienzo de un gran documental, Carlos decide
seguir a Ángel hasta a una tienda de electrónica.
Allí, descubre que fue a ver a su hija Natalia, hábil
en el uso de tecnologías, por su otro hijo, Martín,
el policía, a quien sepultaron ayer. Ángel fue al
puente en la noche para ver dónde él saltó, pero
luego de lo que vio, está convencido de que su hijo
no se suicidó allí, sino que fue asesinado. Pero Na-
talia no quiere involucrarse en esta investigación,
ni en nada con su padre, a quien no le ve hace 20
años desde que se vinieron a Uruguay, entonces
Ángel se retira dolido y derrotado. Carlos le pide
una cámara prestada a Natalia y ella le da una es-
pecial a cambio de que él siga a Ángel a donde
sea que vaya.
Ángel va a hablar con Bordero, ex-Jefe de policía
de Montevideo convertido en político, y Carlos lo
persigue. Bordero prepara su evento de fin de
campaña, pero al conocer al padre de Martín, a
quien le tenía mucho aprecio, acepta ayudarlo.
Bordero dice también reconocer a Carlos; sin em-
bargo, Ángel no le da importancia, porque está
viendo en las TVs del lugar las noticias que repor-
tan sobre un grupo de hackers que están expo-
niendo a policías corruptos en redes sociales.
Bordero les da una pista que podría poner precio
a sus cabezas. Martín investigaba casos que la
policía no se atrevía a tocar, y toda la evidencia
está escondida en un maletín rojo. Si logran en-
contrar el maletín, encontrarán a los asesinos de
Martín.
Carlos y Ángel forman un improbable dúo: uno es
un cineasta torpe con sueños de grandeza, y el
otro es un detective español con cara de pocos
amigos. Comienzan visitando la casa de Martín,
pero para su sorpresa, fue completamente des-
truida por un incendio hace dos noches. Se apare-
ce en la escena Mariano, un policía enviado perso-
nalmente por Bordero para ayudarles en la inves-
tigación. Mariano les trajo la mochila de Martín en
la que encuentran objetos personales, fotos, una
tarjeta de acceso escondida, de la que no saben
qué puerta abre, y un posavasos del Bar Diablo
Viejo, con un mensaje escrito a mano alzada
“Salgo a las 2”.
Visitan el Bar y el plan es observar y recolectar in-
formación sin llamar la atención. Pero Carlos, que
comienza a saborear con codicia el material para
su documental, nombra al difunto policía, y el
barman y el cocinero del lugar los atacan. Tras
golpes y corridas llegan los cuatro a un Mexican
Standoff hasta que aparece Rafaela, la dueña del
bar, ex narco convertida en religiosa. Es evidente
que ella sabe de Martín y esconde algo, pero
Carlos y Ángel logran escapar por poco y prome-
ten volver por más.
Buscan a la viuda del hombre que Carlos vio
morir, trabajadora de un centro de rehabilitación
para adictos, y descubren que el muerto trabaja-
ba en una heladería: la misma que se ve en una de
las fotos de Martín, donde también está Bordero.
Entran por la noche a la heladería y, sorpresa, la
tarjeta de acceso de Martín abre las puertas, y es
fachada de un laboratorio clandestino de λ.
Carlos, emocionado por el giro dramático de su
documental, insiste en filmar todo, incluso
cuando Ángel está a punto de perder la cordura.
En medio del caos, Timón y Pumba entran al labo-
ratorio y se llevan bolsas de dinero que dicen usar
para atar cabos.
Carlos y Ángel los persiguen en la noche hasta un
galpón de distribución, y observan mientras des-
cargan pastillas “λ” de un camión, pero son vistos
por los guardias que ya han alertado a la policía. El
tiroteo con la policía y los matones se convierte en
un circo de balas perdidas y son las mejores esce-
nas de acción que Carlos ha podido filmar. Ángel,
protege a Carlos de la balacera, consumido por la
culpa de haber abandonado a su hijo, mientras
que Carlos vive su sueño hecho realidad, incluso
cuando su imprudencia casi le cuesta la vida a
Ángel.
Prófugos de la policía y los narcos, descubren que
la casa de Carlos fue saqueada y Natalia quiere
desaparecer. Los están siguiendo. Pero es ahí
cuando Ángel, observando con atención las fotos
de Martín, descubre el secreto de Rafaela: eran
pareja. De vuelta en el bar de Rafaela, ella les ex-
plica que el maletín rojo no existe y es una trampa,
un rumor que inventó Martín para descubrir a poli-
cías corruptos. En ese momento la policía allana
el bar y los arresta a todos.
Encerrados en una comisaría, Ángel quiere olvi-
darse de todo y volver a España. Está poniendo en
peligro a su hija y a Carlos, pero Carlos no se
quiere rendir y le cuenta por qué Bordero lo reco-
noció antes: hace unos años filmó sin querer a los
asesinos de su abuelo y las noticias lo nombraron
el Héroe Barrial. Terminando el documental,
pueden recordarle a este mundo adormecido,
cómo los poderosos siempre abusan de los más
desprotegidos. Pero aparece el influyente y caris-
mático Bordero y se los lleva.
Ya es de noche y Bordero los trajo al puente para
matarlos. Pero Carlos y Ángel tienen una ventaja:
Bordero necesita saber del maletín y cree que
ellos saben. Natalia corta la luz y Ángel y Carlos
saltan hacia el río, donde son rescatados por unos
venes desconocidos. Bordero pierde los estri-
bos, mata a Pumba y escapa del puente cuando
los vecinos comienzan a alertarse.
La cámara de Carlos se distingue por perseguir un
código naturalista estilo found footage. Es una
cámara en mano que no se desvela por la mi-
se-en-scène y solo navega curiosa entre puntos
de atención con centralidad y cercanía.
El mundo criminal y el civil conviven en las calles
de Montevideo Underground como el yin y el
yang. Durante el día, el sol genera un gran con-
traste entre las áreas luminosas y la dura oscuri-
dad de las sombras, y en las noches las luces de la
calle hacen lo mismo.
Los interiores de día también se abordan con con-
trastes fuertes, pero matizados a quienes los ha-
bitan. El piso de los activistas que acompañan a
Natalia, por ejemplo, es amplio y luminoso, pero el
sótano de Bordero es un ambiente cargado y en
clave baja.
Las noches interiores serán un mundo aparte:
caóticas y sórdidas. Una oscuridad llena los am-
bientes de escondites y es seccionada por luces
de colores sintéticos y asépticos. Nada debería
vivir ahí, pero en cambio, está lleno de vida.
La película ocurre dentro Montevideo en días de
otoño con lúgubre humedad. Los árboles perdie-
ron sus hojas y ahora ensucian las calles.
Natalia lleva a Ángel y Carlos, a donde trabaja su
grupo de activistas hackers que buscan exponer
la corrupción policial y política. Ella quiere recon-
ciliarse; sin embargo, Ángel, está cegado por la
venganza. Deben actuar antes de que Bordero
sea elegido intendente, porque ahí se volverá into-
cable. Pero discuten en la forma de capturarlo y
siguen por caminos separados.
Carlos y Ángel unen fuerzas con Rafaela para in-
tentar atrapar a Bordero durante el evento de
cierre de campaña en un hotel de lujo. Tras en-
cuentros y desencuentros con Natalia y su grupo,
que también están buscando atrapar a Bordero,
Carlos logra filmar una confesión, pero Bordero
es escurridizo y logra llegar hasta el techo del
hotel. Tras un descuido de Carlos, Bordero lo
arroja desde el techo. Milagrosamente, Carlos so-
brevive al caer en el jacuzzi de un balcón, y Ángel,
en un duelo final, decide no matar a Bordero, op-
tando por la justicia en lugar de la venganza. Pero
Bordero aprovecha para dar vuelta el tablero y,
cuando está a punto de disparar mortalmente a
Ángel, Carlos lo noquea golpeándolo con la
cámara, destruyendo todo el material filmado.
Para suerte de todos, la cámara especial que Na-
talia le dio a Carlos estuvo transmitiendo todo lo
que filmaba en las pantallas gigantes del evento.
Meses después, el documental de Carlos se es-
trena sin éxito alguno. Carlos encontró una nueva
familia en Ángel y Natalia que se han reconciliado,
pero nadie está contento, porque Bordero, conti-
núa libre y poderoso.
La película homenajea al cine clásico noir esta-
dounidense con algunos tropos visuales entre los
que se encuentran los ambientes cortados por las
sombras de persianas americanas, siluetas oscu-
ras a contraluz, sombras duras de figuras movién-
dose y planos detalles de armas saliendo de un
sobretodo.
Carlos es un joven fotógrafo de eventos, torpe,
pero entusiasta, que carga consigo siempre la
vieja cámara que le regaló su abuelo y una mochi-
la llena de sueños de grandeza. Una noche se
adentra en un barrio peligroso, donde la droga “λ
es más popular que el fútbol, para tirar las cenizas
de su abuelo bajo un puente. Justo cuando está
por decir unas palabras frente a cámara y verter
las cenizas al río, sin querer, filma a unos matones
arrojando un cuerpo desde el puente. Estos, a
quienes bautiza como Timón y Pumba, lo descu-
bren y lo persiguen a tiros. Carlos logra escapar
milagrosamente, pero la cámara se rompe.
De vuelta en casa, Carlos ve en la televisión a Bor-
dero, un político luchador contra la droga “λ. Sin
embargo, su tranquilidad dura poco. Ángel, un es-
pañol armado y misterioso, le roba la cámara rota,
dejando a Carlos con más preguntas que respues-
tas. Determinado a recuperar la cámara de su
abuelo y convencido de que esto puede ser el co-
mienzo de un gran documental, Carlos decide
seguir a Ángel hasta a una tienda de electrónica.
Allí, descubre que fue a ver a su hija Natalia, hábil
en el uso de tecnologías, por su otro hijo, Martín,
el policía, a quien sepultaron ayer. Ángel fue al
puente en la noche para ver dónde él saltó, pero
luego de lo que vio, está convencido de que su hijo
no se suicidó allí, sino que fue asesinado. Pero Na-
talia no quiere involucrarse en esta investigación,
ni en nada con su padre, a quien no le ve hace 20
años desde que se vinieron a Uruguay, entonces
Ángel se retira dolido y derrotado. Carlos le pide
una cámara prestada a Natalia y ella le da una es-
pecial a cambio de que él siga a Ángel a donde
sea que vaya.
Ángel va a hablar con Bordero, ex-Jefe de policía
de Montevideo convertido en político, y Carlos lo
persigue. Bordero prepara su evento de fin de
campaña, pero al conocer al padre de Martín, a
quien le tenía mucho aprecio, acepta ayudarlo.
Bordero dice también reconocer a Carlos; sin em-
bargo, Ángel no le da importancia, porque es
viendo en las TVs del lugar las noticias que repor-
tan sobre un grupo de hackers que están expo-
niendo a policías corruptos en redes sociales.
Bordero les da una pista que podría poner precio
a sus cabezas. Martín investigaba casos que la
policía no se atrevía a tocar, y toda la evidencia
está escondida en un maletín rojo. Si logran en-
contrar el maletín, encontrarán a los asesinos de
Martín.
Carlos y Ángel forman un improbable dúo: uno es
un cineasta torpe con sueños de grandeza, y el
otro es un detective español con cara de pocos
amigos. Comienzan visitando la casa de Martín,
pero para su sorpresa, fue completamente des-
truida por un incendio hace dos noches. Se apare-
ce en la escena Mariano, un policía enviado perso-
nalmente por Bordero para ayudarles en la inves-
tigación. Mariano les trajo la mochila de Martín en
la que encuentran objetos personales, fotos, una
tarjeta de acceso escondida, de la que no saben
qué puerta abre, y un posavasos del Bar Diablo
Viejo, con un mensaje escrito a mano alzada
“Salgo a las 2”.
Visitan el Bar y el plan es observar y recolectar in-
formación sin llamar la atención. Pero Carlos, que
comienza a saborear con codicia el material para
su documental, nombra al difunto policía, y el
barman y el cocinero del lugar los atacan. Tras
golpes y corridas llegan los cuatro a un Mexican
Standoff hasta que aparece Rafaela, la dueña del
bar, ex narco convertida en religiosa. Es evidente
que ella sabe de Martín y esconde algo, pero
Carlos y Ángel logran escapar por poco y prome-
ten volver por más.
Buscan a la viuda del hombre que Carlos vio
morir, trabajadora de un centro de rehabilitación
para adictos, y descubren que el muerto trabaja-
ba en una heladería: la misma que se ve en una de
las fotos de Martín, donde también está Bordero.
Entran por la noche a la heladería y, sorpresa, la
tarjeta de acceso de Martín abre las puertas, y es
fachada de un laboratorio clandestino de λ.
Carlos, emocionado por el giro dramático de su
documental, insiste en filmar todo, incluso
cuando Ángel está a punto de perder la cordura.
En medio del caos, Timón y Pumba entran al labo-
ratorio y se llevan bolsas de dinero que dicen usar
para atar cabos.
Carlos y Ángel los persiguen en la noche hasta un
galpón de distribución, y observan mientras des-
cargan pastillas “λ” de un camión, pero son vistos
por los guardias que ya han alertado a la policía. El
tiroteo con la policía y los matones se convierte en
un circo de balas perdidas y son las mejores esce-
nas de acción que Carlos ha podido filmar. Ángel,
protege a Carlos de la balacera, consumido por la
culpa de haber abandonado a su hijo, mientras
que Carlos vive su sueño hecho realidad, incluso
cuando su imprudencia casi le cuesta la vida a
Ángel.
Prófugos de la policía y los narcos, descubren que
la casa de Carlos fue saqueada y Natalia quiere
desaparecer. Los están siguiendo. Pero es ahí
cuando Ángel, observando con atención las fotos
de Martín, descubre el secreto de Rafaela: eran
pareja. De vuelta en el bar de Rafaela, ella les ex-
plica que el maletín rojo no existe y es una trampa,
un rumor que inventó Martín para descubrir a poli-
cías corruptos. En ese momento la policía allana
el bar y los arresta a todos.
Encerrados en una comisaría, Ángel quiere olvi-
darse de todo y volver a España. Está poniendo en
peligro a su hija y a Carlos, pero Carlos no se
quiere rendir y le cuenta por qué Bordero lo reco-
noció antes: hace unos años filmó sin querer a los
asesinos de su abuelo y las noticias lo nombraron
el Héroe Barrial. Terminando el documental,
pueden recordarle a este mundo adormecido,
cómo los poderosos siempre abusan de los más
desprotegidos. Pero aparece el influyente y caris-
mático Bordero y se los lleva.
Ya es de noche y Bordero los trajo al puente para
matarlos. Pero Carlos y Ángel tienen una ventaja:
Bordero necesita saber del maletín y cree que
ellos saben. Natalia corta la luz y Ángel y Carlos
saltan hacia el río, donde son rescatados por unos
venes desconocidos. Bordero pierde los estri-
bos, mata a Pumba y escapa del puente cuando
los vecinos comienzan a alertarse.
Otra característica única es que toda la película
se da en los últimos días de campañas políticas, y
entonces la ciudad estará empapelada de cartele-
ría de Walter Bordero y colores rojos de su cam-
paña.
La ambientación, escenografías y utilería vestirán
a una ciudad cansada y deteriorada.
A excepción de la policía, todos los personajes
están motivados hacia algún objetivo y por eso se
vestirán y usarán make-up mostrando la mejor
versión de sí mismos, adecuados y prácticos. La
policía, en cambio, es parte de la ciudad y com-
partirá el mismo letargo estético.
Natalia lleva a Ángel y Carlos, a donde trabaja su
grupo de activistas hackers que buscan exponer
la corrupción policial y política. Ella quiere recon-
ciliarse; sin embargo, Ángel, está cegado por la
venganza. Deben actuar antes de que Bordero
sea elegido intendente, porque ahí se volverá into-
cable. Pero discuten en la forma de capturarlo y
siguen por caminos separados.
Carlos y Ángel unen fuerzas con Rafaela para in-
tentar atrapar a Bordero durante el evento de
cierre de campaña en un hotel de lujo. Tras en-
cuentros y desencuentros con Natalia y su grupo,
que también están buscando atrapar a Bordero,
Carlos logra filmar una confesión, pero Bordero
es escurridizo y logra llegar hasta el techo del
hotel. Tras un descuido de Carlos, Bordero lo
arroja desde el techo. Milagrosamente, Carlos so-
brevive al caer en el jacuzzi de un balcón, y Ángel,
en un duelo final, decide no matar a Bordero, op-
tando por la justicia en lugar de la venganza. Pero
Bordero aprovecha para dar vuelta el tablero y,
cuando está a punto de disparar mortalmente a
Ángel, Carlos lo noquea golpeándolo con la
cámara, destruyendo todo el material filmado.
Para suerte de todos, la cámara especial que Na-
talia le dio a Carlos estuvo transmitiendo todo lo
que filmaba en las pantallas gigantes del evento.
Meses después, el documental de Carlos se es-
trena sin éxito alguno. Carlos encontró una nueva
familia en Ángel y Natalia que se han reconciliado,
pero nadie está contento, porque Bordero, conti-
núa libre y poderoso.
La música será un elemento persistente y siempre
dando el contrapeso a la imágen oscura y pesada.
Tendrá un tono más alegre, de juego y aventura,
con algo de misterio y momentos de acción. La
música entonces, como gran herramienta de evo-
cación sentimental, será una extensión o subraya-
do de la subjetividad de los personajes.
Estará inspirada en la sonoridad del disco Gold-
wings del grupo uruguayo OPA (escuchar un
ejemplo aquí) donde se combinan elementos del
funk y disco (ampliamente utilizados en las come-
dias Buddy-Cops norteamericanas) que dan una
base energética y aventurera, con ritmos de can-
dombe característicos de Uruguay pero principal-
mente Montevideo. Completando así la definición
del mundo como un lugar estancado en el pasado
y al mismo tiempo muy montevideano.
El ambiente sonoro describirá una ciudad que de
día está viva y en movimiento, pero en las noches
se vacía y se decae en tierra de nadie. El sonido di-
ferenciará también al underground como un lugar
pesado, oscuro y peligroso, y al afuera, el “mundo
real”, como un lugar de tranquilidad y donde se
puede respirar aire fresco.
https://open.spotify.com/intl-es/album/2xCPpaygS77Kui44LYBwsl?si=EdPbugfVTjyytHoe7PwlVQ
Carlos es un joven fotógrafo de eventos, torpe,
pero entusiasta, que carga consigo siempre la
vieja cámara que le regaló su abuelo y una mochi-
la llena de sueños de grandeza. Una noche se
adentra en un barrio peligroso, donde la droga “λ
es más popular que el fútbol, para tirar las cenizas
de su abuelo bajo un puente. Justo cuando está
por decir unas palabras frente a cámara y verter
las cenizas al río, sin querer, filma a unos matones
arrojando un cuerpo desde el puente. Estos, a
quienes bautiza como Timón y Pumba, lo descu-
bren y lo persiguen a tiros. Carlos logra escapar
milagrosamente, pero la cámara se rompe.
De vuelta en casa, Carlos ve en la televisión a Bor-
dero, un político luchador contra la droga “λ. Sin
embargo, su tranquilidad dura poco. Ángel, un es-
pañol armado y misterioso, le roba la cámara rota,
dejando a Carlos con más preguntas que respues-
tas. Determinado a recuperar la cámara de su
abuelo y convencido de que esto puede ser el co-
mienzo de un gran documental, Carlos decide
seguir a Ángel hasta a una tienda de electrónica.
Allí, descubre que fue a ver a su hija Natalia, hábil
en el uso de tecnologías, por su otro hijo, Martín,
el policía, a quien sepultaron ayer. Ángel fue al
puente en la noche para ver dónde él saltó, pero
luego de lo que vio, está convencido de que su hijo
no se suicidó allí, sino que fue asesinado. Pero Na-
talia no quiere involucrarse en esta investigación,
ni en nada con su padre, a quien no le ve hace 20
años desde que se vinieron a Uruguay, entonces
Ángel se retira dolido y derrotado. Carlos le pide
una cámara prestada a Natalia y ella le da una es-
pecial a cambio de que él siga a Ángel a donde
sea que vaya.
Ángel va a hablar con Bordero, ex-Jefe de policía
de Montevideo convertido en político, y Carlos lo
persigue. Bordero prepara su evento de fin de
campaña, pero al conocer al padre de Martín, a
quien le tenía mucho aprecio, acepta ayudarlo.
Bordero dice también reconocer a Carlos; sin em-
bargo, Ángel no le da importancia, porque está
viendo en las TVs del lugar las noticias que repor-
tan sobre un grupo de hackers que están expo-
niendo a policías corruptos en redes sociales.
Bordero les da una pista que podría poner precio
a sus cabezas. Martín investigaba casos que la
policía no se atrevía a tocar, y toda la evidencia
está escondida en un maletín rojo. Si logran en-
contrar el maletín, encontrarán a los asesinos de
Martín.
Carlos y Ángel forman un improbable dúo: uno es
un cineasta torpe con sueños de grandeza, y el
otro es un detective español con cara de pocos
amigos. Comienzan visitando la casa de Martín,
pero para su sorpresa, fue completamente des-
truida por un incendio hace dos noches. Se apare-
ce en la escena Mariano, un policía enviado perso-
nalmente por Bordero para ayudarles en la inves-
tigación. Mariano les trajo la mochila de Martín en
la que encuentran objetos personales, fotos, una
tarjeta de acceso escondida, de la que no saben
qué puerta abre, y un posavasos del Bar Diablo
Viejo, con un mensaje escrito a mano alzada
“Salgo a las 2”.
Visitan el Bar y el plan es observar y recolectar in-
formación sin llamar la atención. Pero Carlos, que
comienza a saborear con codicia el material para
su documental, nombra al difunto policía, y el
barman y el cocinero del lugar los atacan. Tras
golpes y corridas llegan los cuatro a un Mexican
Standoff hasta que aparece Rafaela, la dueña del
bar, ex narco convertida en religiosa. Es evidente
que ella sabe de Martín y esconde algo, pero
Carlos y Ángel logran escapar por poco y prome-
ten volver por más.
Buscan a la viuda del hombre que Carlos vio
morir, trabajadora de un centro de rehabilitación
para adictos, y descubren que el muerto trabaja-
ba en una heladería: la misma que se ve en una de
las fotos de Martín, donde también está Bordero.
Entran por la noche a la heladería y, sorpresa, la
tarjeta de acceso de Martín abre las puertas, y es
fachada de un laboratorio clandestino de λ.
Carlos, emocionado por el giro dramático de su
documental, insiste en filmar todo, incluso
cuando Ángel está a punto de perder la cordura.
En medio del caos, Timón y Pumba entran al labo-
ratorio y se llevan bolsas de dinero que dicen usar
para atar cabos.
Carlos y Ángel los persiguen en la noche hasta un
galpón de distribución, y observan mientras des-
cargan pastillas “λ” de un camión, pero son vistos
por los guardias que ya han alertado a la policía. El
tiroteo con la policía y los matones se convierte en
un circo de balas perdidas y son las mejores esce-
nas de acción que Carlos ha podido filmar. Ángel,
protege a Carlos de la balacera, consumido por la
culpa de haber abandonado a su hijo, mientras
que Carlos vive su sueño hecho realidad, incluso
cuando su imprudencia casi le cuesta la vida a
Ángel.
Prófugos de la policía y los narcos, descubren que
la casa de Carlos fue saqueada y Natalia quiere
desaparecer. Los están siguiendo. Pero es ahí
cuando Ángel, observando con atención las fotos
de Martín, descubre el secreto de Rafaela: eran
pareja. De vuelta en el bar de Rafaela, ella les ex-
plica que el maletín rojo no existe y es una trampa,
un rumor que inventó Martín para descubrir a poli-
cías corruptos. En ese momento la policía allana
el bar y los arresta a todos.
Encerrados en una comisaría, Ángel quiere olvi-
darse de todo y volver a España. Está poniendo en
peligro a su hija y a Carlos, pero Carlos no se
quiere rendir y le cuenta por qué Bordero lo reco-
noció antes: hace unos años filmó sin querer a los
asesinos de su abuelo y las noticias lo nombraron
el Héroe Barrial. Terminando el documental,
pueden recordarle a este mundo adormecido,
cómo los poderosos siempre abusan de los más
desprotegidos. Pero aparece el influyente y caris-
mático Bordero y se los lleva.
Ya es de noche y Bordero los trajo al puente para
matarlos. Pero Carlos y Ángel tienen una ventaja:
Bordero necesita saber del maletín y cree que
ellos saben. Natalia corta la luz y Ángel y Carlos
saltan hacia el río, donde son rescatados por unos
venes desconocidos. Bordero pierde los estri-
bos, mata a Pumba y escapa del puente cuando
los vecinos comienzan a alertarse.
L
Natalia lleva a Ángel y Carlos, a donde trabaja su
grupo de activistas hackers que buscan exponer
la corrupción policial y política. Ella quiere recon-
ciliarse; sin embargo, Ángel, está cegado por la
venganza. Deben actuar antes de que Bordero
sea elegido intendente, porque ahí se volverá into-
cable. Pero discuten en la forma de capturarlo y
siguen por caminos separados.
Carlos y Ángel unen fuerzas con Rafaela para in-
tentar atrapar a Bordero durante el evento de
cierre de campaña en un hotel de lujo. Tras en-
cuentros y desencuentros con Natalia y su grupo,
que también están buscando atrapar a Bordero,
Carlos logra filmar una confesión, pero Bordero
es escurridizo y logra llegar hasta el techo del
hotel. Tras un descuido de Carlos, Bordero lo
arroja desde el techo. Milagrosamente, Carlos so-
brevive al caer en el jacuzzi de un balcón, y Ángel,
en un duelo final, decide no matar a Bordero, op-
tando por la justicia en lugar de la venganza. Pero
Bordero aprovecha para dar vuelta el tablero y,
cuando está a punto de disparar mortalmente a
Ángel, Carlos lo noquea golpeándolo con la
cámara, destruyendo todo el material filmado.
Para suerte de todos, la cámara especial que Na-
talia le dio a Carlos estuvo transmitiendo todo lo
que filmaba en las pantallas gigantes del evento.
Meses después, el documental de Carlos se es-
trena sin éxito alguno. Carlos encontró una nueva
familia en Ángel y Natalia que se han reconciliado,
pero nadie está contento, porque Bordero, conti-
núa libre y poderoso.
Actualmente Montevideo Underground se encuentra finalizando su etapa de desarrollo tras participar de espacios como Working JIIFF, Ventana Sur, Marché
du Film Cannes y San Sebastián Film Industry.
Actualmente los guionistas/directores trabajan en la sexta reescritura, llevada adelante junto al Lic. Carlos Ceacero (España/Francia), script doctor que se
sumó al proyecto durante 2023. El objetivo de esta reescritura se orientó a dosificar la cantidad de páginas, pulir detalles y hacer énfasis sobre la interco-
nexión entre cada uno de los personajes. En la última semana de febrero se tendría la versión definitiva. En paralelo a ello se está realizando el casting primario
con la dir. de casting Constanza Del Sol para asegurar los personajes más relevantes, así como el proceso de scouting primario para poder comenzar a traba-
jar sobre las locaciones de mayor relevancia y complejidad. Nuestro principal objetivo ahora mismo es poder asegurar a las personas idóneas en los roles más
importantes de cara a la presentación de la película a fondos de producción.
Carlos es un joven fotógrafo de eventos, torpe,
pero entusiasta, que carga consigo siempre la
vieja cámara que le regaló su abuelo y una mochi-
la llena de sueños de grandeza. Una noche se
adentra en un barrio peligroso, donde la droga “λ
es más popular que el fútbol, para tirar las cenizas
de su abuelo bajo un puente. Justo cuando está
por decir unas palabras frente a cámara y verter
las cenizas al río, sin querer, filma a unos matones
arrojando un cuerpo desde el puente. Estos, a
quienes bautiza como Timón y Pumba, lo descu-
bren y lo persiguen a tiros. Carlos logra escapar
milagrosamente, pero la cámara se rompe.
De vuelta en casa, Carlos ve en la televisión a Bor-
dero, un político luchador contra la droga “λ. Sin
embargo, su tranquilidad dura poco. Ángel, un es-
pañol armado y misterioso, le roba la cámara rota,
dejando a Carlos con más preguntas que respues-
tas. Determinado a recuperar la cámara de su
abuelo y convencido de que esto puede ser el co-
mienzo de un gran documental, Carlos decide
seguir a Ángel hasta a una tienda de electrónica.
Allí, descubre que fue a ver a su hija Natalia, hábil
en el uso de tecnologías, por su otro hijo, Martín,
el policía, a quien sepultaron ayer. Ángel fue al
puente en la noche para ver dónde él saltó, pero
luego de lo que vio, está convencido de que su hijo
no se suicidó allí, sino que fue asesinado. Pero Na-
talia no quiere involucrarse en esta investigación,
ni en nada con su padre, a quien no le ve hace 20
años desde que se vinieron a Uruguay, entonces
Ángel se retira dolido y derrotado. Carlos le pide
una cámara prestada a Natalia y ella le da una es-
pecial a cambio de que él siga a Ángel a donde
sea que vaya.
Ángel va a hablar con Bordero, ex-Jefe de policía
de Montevideo convertido en político, y Carlos lo
persigue. Bordero prepara su evento de fin de
campaña, pero al conocer al padre de Martín, a
quien le tenía mucho aprecio, acepta ayudarlo.
Bordero dice también reconocer a Carlos; sin em-
bargo, Ángel no le da importancia, porque está
viendo en las TVs del lugar las noticias que repor-
tan sobre un grupo de hackers que están expo-
niendo a policías corruptos en redes sociales.
Bordero les da una pista que podría poner precio
a sus cabezas. Martín investigaba casos que la
policía no se atrevía a tocar, y toda la evidencia
está escondida en un maletín rojo. Si logran en-
contrar el maletín, encontrarán a los asesinos de
Martín.
Carlos y Ángel forman un improbable dúo: uno es
un cineasta torpe con sueños de grandeza, y el
otro es un detective español con cara de pocos
amigos. Comienzan visitando la casa de Martín,
pero para su sorpresa, fue completamente des-
truida por un incendio hace dos noches. Se apare-
ce en la escena Mariano, un policía enviado perso-
nalmente por Bordero para ayudarles en la inves-
tigación. Mariano les trajo la mochila de Martín en
la que encuentran objetos personales, fotos, una
tarjeta de acceso escondida, de la que no saben
qué puerta abre, y un posavasos del Bar Diablo
Viejo, con un mensaje escrito a mano alzada
“Salgo a las 2”.
Visitan el Bar y el plan es observar y recolectar in-
formación sin llamar la atención. Pero Carlos, que
comienza a saborear con codicia el material para
su documental, nombra al difunto policía, y el
barman y el cocinero del lugar los atacan. Tras
golpes y corridas llegan los cuatro a un Mexican
Standoff hasta que aparece Rafaela, la dueña del
bar, ex narco convertida en religiosa. Es evidente
que ella sabe de Martín y esconde algo, pero
Carlos y Ángel logran escapar por poco y prome-
ten volver por más.
Buscan a la viuda del hombre que Carlos vio
morir, trabajadora de un centro de rehabilitación
para adictos, y descubren que el muerto trabaja-
ba en una heladería: la misma que se ve en una de
las fotos de Martín, donde también está Bordero.
Entran por la noche a la heladería y, sorpresa, la
tarjeta de acceso de Martín abre las puertas, y es
fachada de un laboratorio clandestino de λ.
Carlos, emocionado por el giro dramático de su
documental, insiste en filmar todo, incluso
cuando Ángel está a punto de perder la cordura.
En medio del caos, Timón y Pumba entran al labo-
ratorio y se llevan bolsas de dinero que dicen usar
para atar cabos.
Carlos y Ángel los persiguen en la noche hasta un
galpón de distribución, y observan mientras des-
cargan pastillas “λ” de un camión, pero son vistos
por los guardias que ya han alertado a la policía. El
tiroteo con la policía y los matones se convierte en
un circo de balas perdidas y son las mejores esce-
nas de acción que Carlos ha podido filmar. Ángel,
protege a Carlos de la balacera, consumido por la
culpa de haber abandonado a su hijo, mientras
que Carlos vive su sueño hecho realidad, incluso
cuando su imprudencia casi le cuesta la vida a
Ángel.
Prófugos de la policía y los narcos, descubren que
la casa de Carlos fue saqueada y Natalia quiere
desaparecer. Los están siguiendo. Pero es ahí
cuando Ángel, observando con atención las fotos
de Martín, descubre el secreto de Rafaela: eran
pareja. De vuelta en el bar de Rafaela, ella les ex-
plica que el maletín rojo no existe y es una trampa,
un rumor que inventó Martín para descubrir a poli-
cías corruptos. En ese momento la policía allana
el bar y los arresta a todos.
Encerrados en una comisaría, Ángel quiere olvi-
darse de todo y volver a España. Está poniendo en
peligro a su hija y a Carlos, pero Carlos no se
quiere rendir y le cuenta por qué Bordero lo reco-
noció antes: hace unos años filmó sin querer a los
asesinos de su abuelo y las noticias lo nombraron
el Héroe Barrial. Terminando el documental,
pueden recordarle a este mundo adormecido,
cómo los poderosos siempre abusan de los más
desprotegidos. Pero aparece el influyente y caris-
mático Bordero y se los lleva.
Ya es de noche y Bordero los trajo al puente para
matarlos. Pero Carlos y Ángel tienen una ventaja:
Bordero necesita saber del maletín y cree que
ellos saben. Natalia corta la luz y Ángel y Carlos
saltan hacia el río, donde son rescatados por unos
venes desconocidos. Bordero pierde los estri-
bos, mata a Pumba y escapa del puente cuando
los vecinos comienzan a alertarse.
Estado del proyecto
Enero
(2023)
Noviembre
(2023)
Mayo
(2024)
Septiembre
(2024)
Natalia lleva a Ángel y Carlos, a donde trabaja su
grupo de activistas hackers que buscan exponer
la corrupción policial y política. Ella quiere recon-
ciliarse; sin embargo, Ángel, está cegado por la
venganza. Deben actuar antes de que Bordero
sea elegido intendente, porque ahí se volverá into-
cable. Pero discuten en la forma de capturarlo y
siguen por caminos separados.
Carlos y Ángel unen fuerzas con Rafaela para in-
tentar atrapar a Bordero durante el evento de
cierre de campaña en un hotel de lujo. Tras en-
cuentros y desencuentros con Natalia y su grupo,
que también están buscando atrapar a Bordero,
Carlos logra filmar una confesión, pero Bordero
es escurridizo y logra llegar hasta el techo del
hotel. Tras un descuido de Carlos, Bordero lo
arroja desde el techo. Milagrosamente, Carlos so-
brevive al caer en el jacuzzi de un balcón, y Ángel,
en un duelo final, decide no matar a Bordero, op-
tando por la justicia en lugar de la venganza. Pero
Bordero aprovecha para dar vuelta el tablero y,
cuando está a punto de disparar mortalmente a
Ángel, Carlos lo noquea golpeándolo con la
cámara, destruyendo todo el material filmado.
Para suerte de todos, la cámara especial que Na-
talia le dio a Carlos estuvo transmitiendo todo lo
que filmaba en las pantallas gigantes del evento.
Meses después, el documental de Carlos se es-
trena sin éxito alguno. Carlos encontró una nueva
familia en Ángel y Natalia que se han reconciliado,
pero nadie está contento, porque Bordero, conti-
núa libre y poderoso.
Carlos es un joven fotógrafo de eventos, torpe,
pero entusiasta, que carga consigo siempre la
vieja cámara que le regaló su abuelo y una mochi-
la llena de sueños de grandeza. Una noche se
adentra en un barrio peligroso, donde la droga “λ
es más popular que el fútbol, para tirar las cenizas
de su abuelo bajo un puente. Justo cuando está
por decir unas palabras frente a cámara y verter
las cenizas al río, sin querer, filma a unos matones
arrojando un cuerpo desde el puente. Estos, a
quienes bautiza como Timón y Pumba, lo descu-
bren y lo persiguen a tiros. Carlos logra escapar
milagrosamente, pero la cámara se rompe.
De vuelta en casa, Carlos ve en la televisión a Bor-
dero, un político luchador contra la droga “λ. Sin
embargo, su tranquilidad dura poco. Ángel, un es-
pañol armado y misterioso, le roba la cámara rota,
dejando a Carlos con más preguntas que respues-
tas. Determinado a recuperar la cámara de su
abuelo y convencido de que esto puede ser el co-
mienzo de un gran documental, Carlos decide
seguir a Ángel hasta a una tienda de electrónica.
Allí, descubre que fue a ver a su hija Natalia, hábil
en el uso de tecnologías, por su otro hijo, Martín,
el policía, a quien sepultaron ayer. Ángel fue al
puente en la noche para ver dónde él saltó, pero
luego de lo que vio, está convencido de que su hijo
no se suicidó allí, sino que fue asesinado. Pero Na-
talia no quiere involucrarse en esta investigación,
ni en nada con su padre, a quien no le ve hace 20
años desde que se vinieron a Uruguay, entonces
Ángel se retira dolido y derrotado. Carlos le pide
una cámara prestada a Natalia y ella le da una es-
pecial a cambio de que él siga a Ángel a donde
sea que vaya.
Ángel va a hablar con Bordero, ex-Jefe de policía
de Montevideo convertido en político, y Carlos lo
persigue. Bordero prepara su evento de fin de
campaña, pero al conocer al padre de Martín, a
quien le tenía mucho aprecio, acepta ayudarlo.
Bordero dice también reconocer a Carlos; sin em-
bargo, Ángel no le da importancia, porque está
viendo en las TVs del lugar las noticias que repor-
tan sobre un grupo de hackers que están expo-
niendo a policías corruptos en redes sociales.
Bordero les da una pista que podría poner precio
a sus cabezas. Martín investigaba casos que la
policía no se atrevía a tocar, y toda la evidencia
está escondida en un maletín rojo. Si logran en-
contrar el maletín, encontrarán a los asesinos de
Martín.
Carlos y Ángel forman un improbable dúo: uno es
un cineasta torpe con sueños de grandeza, y el
otro es un detective español con cara de pocos
amigos. Comienzan visitando la casa de Martín,
pero para su sorpresa, fue completamente des-
truida por un incendio hace dos noches. Se apare-
ce en la escena Mariano, un policía enviado perso-
nalmente por Bordero para ayudarles en la inves-
tigación. Mariano les trajo la mochila de Martín en
la que encuentran objetos personales, fotos, una
tarjeta de acceso escondida, de la que no saben
qué puerta abre, y un posavasos del Bar Diablo
Viejo, con un mensaje escrito a mano alzada
“Salgo a las 2”.
Visitan el Bar y el plan es observar y recolectar in-
formación sin llamar la atención. Pero Carlos, que
comienza a saborear con codicia el material para
su documental, nombra al difunto policía, y el
barman y el cocinero del lugar los atacan. Tras
golpes y corridas llegan los cuatro a un Mexican
Standoff hasta que aparece Rafaela, la dueña del
bar, ex narco convertida en religiosa. Es evidente
que ella sabe de Martín y esconde algo, pero
Carlos y Ángel logran escapar por poco y prome-
ten volver por más.
Buscan a la viuda del hombre que Carlos vio
morir, trabajadora de un centro de rehabilitación
para adictos, y descubren que el muerto trabaja-
ba en una heladería: la misma que se ve en una de
las fotos de Martín, donde también está Bordero.
Entran por la noche a la heladería y, sorpresa, la
tarjeta de acceso de Martín abre las puertas, y es
fachada de un laboratorio clandestino de λ.
Carlos, emocionado por el giro dramático de su
documental, insiste en filmar todo, incluso
cuando Ángel está a punto de perder la cordura.
En medio del caos, Timón y Pumba entran al labo-
ratorio y se llevan bolsas de dinero que dicen usar
para atar cabos.
Carlos y Ángel los persiguen en la noche hasta un
galpón de distribución, y observan mientras des-
cargan pastillas “λ” de un camión, pero son vistos
por los guardias que ya han alertado a la policía. El
tiroteo con la policía y los matones se convierte en
un circo de balas perdidas y son las mejores esce-
nas de acción que Carlos ha podido filmar. Ángel,
protege a Carlos de la balacera, consumido por la
culpa de haber abandonado a su hijo, mientras
que Carlos vive su sueño hecho realidad, incluso
cuando su imprudencia casi le cuesta la vida a
Ángel.
Prófugos de la policía y los narcos, descubren que
la casa de Carlos fue saqueada y Natalia quiere
desaparecer. Los están siguiendo. Pero es ahí
cuando Ángel, observando con atención las fotos
de Martín, descubre el secreto de Rafaela: eran
pareja. De vuelta en el bar de Rafaela, ella les ex-
plica que el maletín rojo no existe y es una trampa,
un rumor que inventó Martín para descubrir a poli-
cías corruptos. En ese momento la policía allana
el bar y los arresta a todos.
Encerrados en una comisaría, Ángel quiere olvi-
darse de todo y volver a España. Está poniendo en
peligro a su hija y a Carlos, pero Carlos no se
quiere rendir y le cuenta por qué Bordero lo reco-
noció antes: hace unos años filmó sin querer a los
asesinos de su abuelo y las noticias lo nombraron
el Héroe Barrial. Terminando el documental,
pueden recordarle a este mundo adormecido,
cómo los poderosos siempre abusan de los más
desprotegidos. Pero aparece el influyente y caris-
mático Bordero y se los lleva.
Ya es de noche y Bordero los trajo al puente para
matarlos. Pero Carlos y Ángel tienen una ventaja:
Bordero necesita saber del maletín y cree que
ellos saben. Natalia corta la luz y Ángel y Carlos
saltan hacia el río, donde son rescatados por unos
venes desconocidos. Bordero pierde los estri-
bos, mata a Pumba y escapa del puente cuando
los vecinos comienzan a alertarse.
Natalia lleva a Ángel y Carlos, a donde trabaja su
grupo de activistas hackers que buscan exponer
la corrupción policial y política. Ella quiere recon-
ciliarse; sin embargo, Ángel, está cegado por la
venganza. Deben actuar antes de que Bordero
sea elegido intendente, porque ahí se volverá into-
cable. Pero discuten en la forma de capturarlo y
siguen por caminos separados.
Carlos y Ángel unen fuerzas con Rafaela para in-
tentar atrapar a Bordero durante el evento de
cierre de campaña en un hotel de lujo. Tras en-
cuentros y desencuentros con Natalia y su grupo,
que también están buscando atrapar a Bordero,
Carlos logra filmar una confesión, pero Bordero
es escurridizo y logra llegar hasta el techo del
hotel. Tras un descuido de Carlos, Bordero lo
arroja desde el techo. Milagrosamente, Carlos so-
brevive al caer en el jacuzzi de un balcón, y Ángel,
en un duelo final, decide no matar a Bordero, op-
tando por la justicia en lugar de la venganza. Pero
Bordero aprovecha para dar vuelta el tablero y,
cuando está a punto de disparar mortalmente a
Ángel, Carlos lo noquea golpeándolo con la
cámara, destruyendo todo el material filmado.
Para suerte de todos, la cámara especial que Na-
talia le dio a Carlos estuvo transmitiendo todo lo
que filmaba en las pantallas gigantes del evento.
Meses después, el documental de Carlos se es-
trena sin éxito alguno. Carlos encontró una nueva
familia en Ángel y Natalia que se han reconciliado,
pero nadie está contento, porque Bordero, conti-
núa libre y poderoso.
Título: Montevideo Underground.
Género: Comedia / Buddy-cop.
Duración: 100 minutos.
Empresa productora: Pacífico Films.
Productor Ejecutivo: Felipe Rolón.
Directores: Iuval Goldansky y Damián Elhordoy.